febrero 28

Nuevos seres, nuevos mundos.

Me considero una persona afortunada, entre otras cosas por la madre acuariana que tengo, por la familia y amigos que me acompañan en el camino, por el lugar en el que nací y los lugares que fui conociendo. 

La madre es la influencia más importante que uno tiene en la vida, aunque a veces si no está, es el padre el que tiene que hacer de madre y es igual de importante, le toca «cambiar de sexo», aprender o adaptarse al papel que le ha tocado desempeñar.

Ser madre o padre no es fácil, es un aprendizaje diario y lo ideal es que estén ambos, porque cada uno desempeña su función, sin embargo si no es posible eso no implica necesariamente que habrá carencias. Hoy en día los roles son bastante flexibles, y se dan distintos tipos de familias.

En la vida lo más fácil es seguir la corriente, no pensar, no plantearse las cosas. Cuántas veces la gente le da al botón de reenviar sin siquiera mirar si es fiable o no la información. De última «Mal no puede hacer» dicen, «la intención es lo que cuenta» y no se dan cuenta que sí que puede hacer mal, que el perpetuar una mentira ocasiona mal.

Hay quienes se acostumbran a la mentira, es parte de sus vidas. Se disfraza de buenas intenciones o se echa la culpa fuera, siempre fuera…

Leo y escucho hablar frecuentemente sobre el mal que hacen las nuevas tecnologías, que nos alejan, que idiotizan, que hay que controlar a nuestros hijos el tiempo que las usan porque son adictivas… y sí, eso tiene parte de verdad, pero al hacer tanto  hincapié en lo malo del asunto se pierde de vista lo bueno.

Para mi no se trata de control, de controlar a tus hijos lo que hacen o con quienes se juntan. Para mi se trata de educar, de enseñar valores y dar libertad. Acompañar, educar… y dar alas. Y la comunicación es fundamental.

Es cierto que muchas veces en las familias hay poca comunicación, cada uno está con su móvil o en su habitación y ninguno sabe lo que piensa, siente o hace el otro. No se hablan, no se cuentan cosas importantes, o ni siquiera cosas triviales. Esto suele pasar en la mayoría de los hogares, pero eso no es culpa de las tecnologías…

En casa muchas veces nos comunicamos entre nosotros por Whatsapp o Messenger desde una habitación a otra, de la misma forma que lo hacemos cara a cara, o incluso mejor, lo cual podría parecer enfermizo 🙂 Pero no lo es tanto al considerar que con mi marido nos reencontramos en esta vida, contactando a través de Internet, utilizando las nuevas tecnologías de comunicación. Muchos kilómetros de distancia nos separaban pero eso no impidió que nos reconociéramos y tuviéramos una comunicación más profunda y más real que cara a cara.

Si, somos un poco frikis y tecnológicos y estamos unidos en la espiritualidad y filosofía desde hace millones de años.

Las tecnologías no son malas, por más que nos bombardeen con esa idea, nos meten miedo y lo repiten hasta el cansancio. Que se diga mucho una cosa no significa que sea verdad. Lo malo es la ignorancia y falta de educación, la ausencia… el no estar presentes.

Pero qué difícil es compatibilizar todo. Satisfacer las propias necesidades y las de los hijos. Alcanzar un equilibrio. No se nace sabiendo. Es todo un camino, una vida de Trabajo, con sus caídas, desvíos, distracciones y otra vez vuelta a empezar, una y otra vez, como en los videojuegos. No hay culpables, no hay errores. Sólo aprendizaje. Educación continua.

Eduquémonos para educar a los nuevos seres que nos acercarán nuevos mundos.